Las rejillas del alcantarillado colocadas en el Río Santiago tras las obras del Dren Central suenan cual sonaja al paso de cada vehículo, al ser que la vibración de las unidades ha desprendido ya los soportes a los que la estructura metálica estaba sujeta y por lo tanto han quedado sueltas.
La obra que inició el gobierno estatal el pasado mes de febrero e inaugurada por el jefe del ejecutivo estatal apenas el 26 de septiembre de este año, tuvo un costo superior a los 113 millones de pesos y comprendió más de ocho mil metros lineales en su primera etapa.
Diversos factores, tanto administrativos como climatológicos, influyeron en el atraso a la entrega de la obra, pero dada la cercanía del segundo informe de la gestión del gobierno estatal, los trabajos se aceleraron y el proyecto pudo ser concluido previo al evento del informe.
La obra que fue entregada a la ciudadanía hace menos de dos meses en un acto que se dio con premura; con una vialidad inundada, sin acabados a detalle y con la maquinaria pesada aún en el lugar.
Se colocaron rejas en colectores para el soporte de 5 mil litros de agua por segundo que van de extremo a extremo sobre el carril que direcciona al oriente, de las cuales dos de ellas que se ubican sobre el tramo que comprende entre Capital Caldera y Carlo Magno han quedado sueltas y vibran a la par que cada vehículo pasa sobre de ellas lo que produce un sonido estruendoso.
El sonido que producen estas estructuras se asemeja al que emana de las viejas rejillas en la red de alcantarillado que se encuentra en la avenida Reforma, en el pleno Centro Histórico de la capital potosina con cada auto que pasa sobre ellas.