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Las violentas represiones policiales ordenadas por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en contra de las manifestaciones en Argentina, se transformaron en una grave crisis política luego de que se demostrara que los agentes lanzaron gases lacrimógenos a niños.

«El policía está para cuidarte, no para reprimirte», afirmó una niña de 10 años que recibió gases directos en la cara, y que se convirtió en el emblema de la manipulación mediática que intentó realizar Bullrich para encubrir a los policías.

La niña contó en una entrevista que, después de la represión, amaneció con ardor en la cara y no fue a la escuela. También manifestó su sorpresa por el accionar policial.

«Pensé que se me iba a ir (el ardor) porque como nunca me tiraron gas fue una nueva experiencia. No me lo imaginaba, no creía que (los policías) fueran capaces de hacer eso, yo pensé que tiraban gas tiraban al aire, no a la cara», explicó.

Luego advirtió que cuando vuelva a clases les contará a sus compañeros «lo malos que fueron los policías», aunque aclaró que no tiene miedo y confió en que a partir de ahora ya no dispararán más gases lacrimógenos.

El escándalo va en aumento.»¡Fuera Bullrich!», es el reclamo que se ha instalado en redes sociales y en algunos medios de comunicación, luego de la violencia institucional que las fuerzas de Seguridad repitieron el miércoles pasado en los alrededores del Congreso.

Violencia
Ese día, miles de personas marcharon para repudiar el veto del presidente de Javier Milei al aumento de las jubilaciones que había aprobado el Congreso.

Desde que Milei comenzó a gobernar, la violencia policial ha ido en aumento e incluye persecuciones y denuncias falsas contra los manifestantes y detenciones arbitrarias. En las últimas semanas, las víctimas fueron los jubilados que terminaron gaseados y golpeados incluso en el suelo.

Por eso la marcha del miércoles estaba cargada de un clima de fuerte tensión, ya que los jubilados volvieron a protestar a las afueras del Congreso, acompañados de múltiples organizaciones y de ciudadanos en general. Pero ese día los policías corrieron los límites y lanzaron gases lacrimógenos por lo menos a una niña y a un niño que iban acompañados de sus respectivas madres.

La ministra de Seguridad, a través de la prensa afín, trató de instalar la idea de que los gases habían sido disparados por los propios manifestantes. Para ello, envió falsos videos a los medios de comunicación.

La manipulación duró poco, ya que un rato más tarde aparecieron otras grabaciones que demostraban que la funcionaria mentía. Fue un límite, ya que incluso los periodistas oficialistas condenaron a Bullrich.

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