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Remuneración íntegra de las horas extra, cobertura de las vacantes, cumplimiento de las medidas económicas prometidas por el Gobierno regional y, sobre todo, más tiempo para atender a los pacientes. Estas son las principales reivindicaciones de la huelga general de médicos de atención primaria que da comienzo este miércoles en Madrid, en reacción al incumplimiento de los compromisos que la Comunidad de Madrid adquirió tras la huelga anterior, de carácter nacional, en septiembre de 2020.

«No queremos que los médicos vean hasta 100 pacientes al día», manifiestan desde la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS), entidad convocante de la huelga, que denuncia que las condiciones de trabajo en la comunidad capitalina son tan precarias que los profesionales de la salud acaban emigrando al extranjero o a otros territorios del país. «Los centros se están quedando sin pediatras», advierten a este respecto.
«No podemos seguir trabajando en estas condiciones tan precarias», aseguran los convocantes, que destacan que «la mitad de los médicos de atención primaria tiene que tomar psicofármacos para hacer frente a la altísima sobrecarga laboral» a la que les somete el actual funcionamiento de la sanidad pública madrileña.

Además, «la atención primaria resuelve el 90 % de las patologías», por lo que «si colapsa, se colapsan los hospitales», tal como advirtió el doctor y especialista en Medicina de familia Julián Ezquerra, en una entrevista con una emisora local.

Casi 5.000 facultativos de medicina de familia y pediatría de los centros de salud de toda la región están llamados a secundar esta huelga.

Reivindicaciones y protestas
El objetivo declarado de esta movilización es «salvar la atención primaria», una pieza clave dentro del sistema público de salud, cuya operatividad se está viendo gravemente amenazada por la mencionada sobrecarga de trabajo, la escasez de profesionales contratados, el abandono institucional y las dificultades añadidas de la pandemia.

En concreto, el sector exige que se garantice un mínimo de 15 minutos para atender a cada persona, y que cada médico de familia no tenga asignados a más de 30 pacientes, 21 en caso de los pediatras.

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