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Afganistán está de luto el martes tras un ataque contra la Universidad de Kabul que dejó por lo menos 22 muertos y 27 heridos.

En el ataque, que el grupo Estado Islámico se atribuyó, la mayoría de las víctimas eran estudiantes.

El brutal asalto ocurrido el lunes es la segunda agresión contra una institución educativa de la capital afgana en dos semanas, en medio de un aumento del caos y la violencia en el país pese a que el gobierno ha entablado negociaciones con los insurgentes talibanes en Qatar.

El Estado Islàmico también se atribuyó el asalto anterior, ocurrido el 24 de octubre, que mató a 24 estudiantes en un centro tutorial en un vecindario chií de Kabul. El grupo le ha declarado la guerra a la minoría chií del país y se ha atribuido varios ataques desde que surgió en el este de Afganistán en el 2014.

El martes, en las afueras de la universidad, se reunió un grupo de manifestantes que pedían una tregua y exigían que el gobierno cese las negociaciones con los talibanes hasta que se declare un cese permanente de las hostilidades.

¿Por qué nos están matando?» decía uno de los carteles sostenidos por los manifestantes.

El presidente Ashraf Ghani advirtió que los responsables serán llevados a justicia.

No nos quedaremos de brazos cruzados, vengaremos este ataque», declaró el presidente en un mensaje el martes.

Nuestras valientes fuerzas de seguridad los buscarán por todos lados, los eliminarán», añadió.

El ataque fue condenado por la ONU y por la Organización para la Cooperación Islámica. Grupos de derechos humanos han expresado su furia por lo sucedido y Torek Farhadi, comentarista político y ex asesor del gobierno, pidió «una investigación transparente» sobre las medidas de seguridad en torno a la capital afgana, para determinar cómo un grupo de hombres fuertemente armados logró irrumpir en la más importante institución educativa del país.

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