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El México de la década de los sesenta del siglo pasado atravesaba por uno de los momentos más importantes en el mundo, la economía de la postguerra empujó la producción petrolera para convertir a nuestro país en una de las potencias emergentes más destacada, pero existía un gran reto, la educación, y San Luis Potosí sería el epicentro de una de las políticas educacionales más revolucionarias que perdura aún hasta en el nuevo milenio: los Libros de texto Gratuito.

El presidente Adolfo López Mateos, encargó al entonces Secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, una de las empresas más ambiciosas y visionarias para ese momento; la equidad educativa estaba en la meta de la federación, y llevarla a todos los rincones del país era el gran reto.

Es cuando San Luis Potosí, en particular, la escuela “Cuauhtémoc” de la comunidad de El Saucito, formaría parte de la historia que cambió el rumbo de México, y fue en las manos de María Isabel Cárdenas Ruiz, alumna de primer año de primaria, donde se establecería la piedra angular educativa, el gobernador del estado era Francisco Martínez de la Vega.

Para 1960, la escuela “Cuauhtémoc” apenas contaba con lo indispensable, unos pocos cuartos de adobe que simulaban aulas de escuela, los pocos alumnos rurales que asistían eran atendidos por una maestra de la misma comunidad, y para el 17 de enero de ese año, llegaría el mejor regalo, el tesoro como lo consideró María del Carmen Alicia Rivera García, que formó parte de esa generación de alumnos que recibieran el primer ejemplar de libros de texto.

La vida de las y los niños de México se empezó a transformar, se fue llenando de conocimientos y, principalmente, de sueños.

Para María del Carmen tener un libro de texto cambiaría su vida, al grado que decidió consagrarla a la educación, a la formación de mexicanos y mexicanas para abrir sus mentes y corazones a experiencias que solo permite el saber.

Hoy, la escuela “Cuauhtémoc” está inmersa en la mancha urbana, en 1960, llevar los libros de Texto Gratuito representaba un reto sin precedentes. Los primeros ejemplares llegaron a la capital, pero la meta era acercarlos a la comunidad de El Saucito, custodiado por el templo que lleva el mismo nombre, se tenía que atravesar el Rio Santiago, cruzar los pesados libros por el puente Pedroza en bestias de carga, e internarse en un difícil camino.

En las aulas de esta escuela se conserva una placa alusiva, que recuerda a la primera alumna que recibió el Libro de Texto; décadas después, el plantel sigue en pie, con fuerzas renovadas, llena de niños y niñas que pueden acceder a las nuevas tecnologías, al internet, pero todo comenzó con un esfuerzo monumental.

Hoy, la educación en México es diferente, el conocimiento está al alcance de todos y los Libros de Texto han sabido adentrarse en la tecnología, ahora, desde un teléfono celular, se tiene acceso a códigos QR que despliegan contenido multimedia que fortalece la educación de las y los niños.

También la escuela “Cuauhtémoc” tendrá una renovación. Testigo vivo de la transformación de México será rehabilitada: nuevos pisos, salones pintados, mejores instalaciones; templo de la formación educativa de México.

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